Luther Gibbs, pastor por más de cincuenta años de New Haven Baptist Church en Kingston, Jamaica, dijo: “Desde la edad de veinte años he guardado un tiempo para la oración personal cada mañana. Oí a un predicador decir que uno no debía dejar a los pájaros llegar a tocar el rocío antes de ir al Señor en oración, por esto hablo con el Señor antes de hacer cualquier otra cosa.
“Aunque me gusta leer las oraciones de otras personas, prefiero hablar con el Señor en mis propias palabras; pero sí me gusta usar un modelo que aprendí hace muchos años. Podría llamarlo mi ‘Alfabeto de Oración’.
“Empiezo con la A, que significa Adoración. Reconozco que estoy en la presencia de Dios quien es santo, majestuoso y poderoso; capaz de suplir toda necesidad.
“La B es por Bendición. En este momento reconozco lo que Dios ha hecho por mí, lo bendigo y alabo por eso.
“Luego pienso en la C, Confesión. Reconozco mis pecados y pido perdón a Dios por ellos. Aquí me ayuda el pensar en ciertos personajes bíblicos: David, Pablo, Pedro, etc. Estos hombres reconocieron su culpabilidad interior ante Dios, quien ve el corazón de todas las personas. Y aunque las personas que me conocen podrían decir: ‘Oh, el reverendo Gibbs es un hombre bueno, Dios ve más profundamente que ellos. Cometo errores y soy pecaminoso; así mi confesión es larga.
“También hay una D en mi oración, Deseo. Expreso mis peticiones a Dios. Primero oro por los demás: mi familia, la congregación, personas que conozco, el país, algunas causas públicas. Finalmente, oro por mí mismo: por todos los eventos del día, por fortaleza y discernimiento, por las necesidades específicas.
“En mi petición por cambio personal, pido por cuatro ‘C’. Le pido a Dios que me haga Cuidadoso para cualquier cosa que haga, para que la haga bien y que tenga cuidado hacia las personas por medio de mi conducta y mi actitud. Pido que sea Confiado y dispuesto a ir adelante a dondequiera que me guíe el Señor. Pido al Señor por la Calma que necesito en las situaciones difíciles y que pueda buscar soluciones sabiamente. Finalmente, le pido que siempre sea Comprometido con el Señor.
“La oración personal diaria es lo que me ha ayudado a quedarme al lado del Señor. La oración es el secreto de cualquier éxito que he experimentado en estos cincuenta años de ministerio”.